No es el mosquito: es un genocidio de mujeres negras y pobres. En Brasil, la epidemia afecta especialmente a trabajadoras domésticas y cuidadoras del nordeste que viven en situación de hacinamiento. El miedo a la microcefalia que provoca el mosquito, y que no entra dentro de las causales en las que se puede interrumpir legalmente el embarazo, induce a recurrir a abortos clandestinos.
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